Nota necrológica del Hno. PLÁCIDO BOIX HERNANDIS (Fr. Plácido de Albalat de la Ribera)

El Hno, Plácido nació en Albalat de la Ribera (Valencia) el día 19 de julio de 1921. Sus padres fueron José Boix (Boig) Masiá y Josefa Hernandis Mont. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento.

Era el menor de numerosos hermanos. Durante sus años infantiles aprendió en la escuela de su pueblo las primeras letras y sin duda hizo los primeros amigos. También asistió a las clases de catecismo en la parroquia, en donde se preparó para su primera comunión. La confirmación la recibió el día 14 de mayo de 1941, en la iglesia parroquial de san Pedro de Albalat, de manos de D. Emilio Lisson Chávez, obispo titular de Metimna, delegado por el arzobispo Prudencio Melo.

Pronto fue asociado al trabajo que realizaban tanto su padre como sus otros cinco hermanos: la pintura de las casas: muros, habitaciones, chimeneas, cocinas, etc. Pero no por eso dejó de vivir su vida cristiana con cierta profundidad y regularidad. Así, en la carta que escribió el cura al P. Provincial, Estanislao de Guadassuar, el día 10 de noviembre de 1942, le hablaba de dos jóvenes que le habían manifestado grandes deseos de ingresar en la Orden Capuchina, consecuencia de haber hecho unos ejercicios en Moncada. En el certificado de buena conducta decía el cura que “siempre había guardado buena conducta moral y religiosa, frecuentando lo sacramentos y demás actos de culto”. Y algo similar afirma el vicario general de la diócesis de Valencia, D. Antonio Rodilla Zanón en su informe al P. Provincial: “Goza de buena fama; es de carácter humilde; … siempre ha mantenido la práctica de la fe católica; va libremente al estado religioso, etc.” (5 mayo 1943).

Los dos ingresaron, pero no fue sino con grandes sacrificios para su vida. Nuestro hermano Plácido tenía una novia muy enamorada; tenían unos padres que quizá no llegarían a entender su decisión, tenía unos hermanos a quienes le iba a resultar difícil perderlo de su cercanía; de la mili lo había librado su padre que ya había cumplido los 60 años. Así, pues, guardaron silencio. Y una buena mañana, después de llenar una breve maleta, tomaron el camino de la estación del tren de Cullera, de donde marcharon a Valencia; y de allí a Massamagrell.

La llegada de los dos amigos impresionó a los seminaristas. Llamaban la atención su elegante presencia. Al día siguiente estaban los dos pintando las paredes de la cisterna, ya con la cabeza rapada.

A su debido tiempo marchó a L’ Ollería, donde tomó al santo hábito el día 4 de junio de 1943 de años del P. Leonardo de Picasent, maestro de novicios. En sus manos realizó la profesión simple el día 5 de junio del año siguiente, 1944. En L’ Ollería estuvo un año más. La profesión solemne también la realizó en L’ Ollería el día 6 de junio de 1947, aunque seguía residiendo en Orihuela. En el Capítulo de julio de 1945 fue trasladado a Orihuela, donde debió ejercer el oficio de cocinero. En Orihuela permaneció hasta el año 1953. Ese mismo año fue trasladado al Colegio de Murcia, en donde permaneció hasta el Capítulo de julio de 1963, ejerciendo diversos oficios, principalmente el de administrador del colegio hasta 1965.

El día 6 de noviembre escribe al P. Provincial manifestando su deseo de ir a la misión. El P. Provincial atiende sus deseos pero retrasa la ida, porque ya había marchado otro a realizar la misma misión. El día 25 de julio de 1965 manifiesta de nuevo al P. Provincial su deseo de ir a Colombia. El 29 de noviembre marcha a Colombia.

Llegado a Colombia perteneció a la comunidad de Bogotá, pero en el Capítulo de 1966 fue destinado a Valledupar como socio del Mons. Vicente Roig y Villalba. En el año 1970 continuó en la familia episcopal como socio episcopal. Al transformarse la custodia de Bogotá en Viceprovincia fr. Plácido siguió desempeñando el mismo oficio.

Por esas fechas debió de suceder la preparación a la división de la diócesis de Valledupar en la misma y la de Riohacha. Fr. Plácido se sintió incómodo con la presencia del clero que estudiaba esta división y solicitó un tiempo de descanso. Después estuvo en la parroquia del Rosario de Barranquilla (1973-79), en la parroquia de las Tres Avemarías de Valledupar (1979-82), de nuevo a Barranquilla (1982-83) de donde vuelve definitivamente a España el año 1983.

Al llegar a España es destinado a la parroquia de Guadassuar, regentada por los Hermanos Capuchinos, en la que permanece ese trienio de 1984-87. En el Capítulo de 1987 es destinado al convento de L’ Ollería donde permanecerá hasta el año 2003, en que es trasladado a Murcia. De Murcia pasará definitivamente a Massamagrell el día 22 de marzo de 2014.

Quizá convenga destacar algunos aspectos extraordinarios en este hermano, que fue administrador del Colegio de San Buenaventura de Murcia, cocinero en L’ Ollería, Orihuela y Guadassuar, limosnero en L’ Ollería y Orihuela, sastre y zapatero en diversos conventos, socio del sr. Obispo de Valledupar, Mons. Vicente Roig y Villalba, y administrador de la residencia episcopal durante su primera estancia en Valledupar. Al señor obispo acompañaba “por todos los caminos y pueblos de la diócesis, dejando una siembra de buen humor y mejores maneras”. Durante su última estancia en L’ Ollería desempeñó el oficio de ministro extraordinario de la Eucaristía, sacristán, organista y otros relacionados especialmente con el culto de la iglesia conventual.

Y sobre todo el oficio que realizó durante muchos años, el de pintor, y no de brocha gorda como al principio de su estancia entre los capuchinos. Alguien lo calificó de pintor naif, pero no todo fue de ese estilo. En 1999 publicó un magnífico libro al que tituló “Señor, ¿Quién sois vos y quién soy yo?” que recoge diversas fotografías de su rica producción, distribuidas en los siguientes apartados:

  • Colección de la vida de san Francisco. L´Ollería, 1997.
  • Vida de san Francisco. Guadassuar, 1985.
  • Florecillas de san Francisco. Cántico de las Criaturas. Guadassuar, 1985
  • Copias reformadas de José Benlliure. L’ Ollería, 1998
  • Pinturas varias de la Virgen, del Señor y Santa Cena. Colombia, 1969-1982.
  • Colección de cuadros. Colombia, 1975
  • Florecillas de san Francisco. Copias del P. Efrén, capuchino. Murcia, 1962.
  • Apuntes imaginados de la vida de san Francisco. L’ Ollería, 1997.

 

Después de esta publicación fr. Plácido siguió pintando, haciendo exposiciones y conciertos. Los hizo especialmente en los pueblos donde teníamos convento, especialmente en L´ Ollería, Castellón, Murcia y Massamagrell. En esta última población realizó una exposición de la que se hizo eco el periódico Las Provincias el día 8 de junio de 1988.

Su último cuadro, dedicado a la Divina Pastora, nació de su pincel y su corazón en vísperas del nacimiento de la Provincia Capuchina de la Santa María, Madre del Buen Pastor, de España en abril de 2011.

De su vida puede decirse, como ya adelantó el P. Provincial, Manuel de L’ Ollería, en carta al P. Manuel de Guadassuar el día 9 de abril de 1966: A fr. Plácido se le recuerda mucho y no solo en Murcia sino en cualquier convento “pues fr. Plácido pasó por ellos haciendo siempre el bien”. Creo que es una buena descripción de quién fue fr. Plácido. Así fue su vida: servicio a los hermanos y cultivo de sus cualidades bien para el servicio y testimonio de cuantos se encontraron con él en su vida. Fue atento, sencillo, servicial, sereno, pacífico y pacificador. Hombre de Dios, al que entregó muchos tiempos de su vida, amigo del rosario, que no solo rezaba sino que confeccionaba, y muy devoto de Santa María y de la Eucaristía.

Su vida en Massamagrell se mantuvo con bastante regularidad dentro de la edad que tenía, hasta la semana anterior a su partida. Tuvo síntomas de pérdida de ganas de comer, de calor interno, pero siempre mantuvo la lucidez de pensamiento y de corazón. El día anterior a su partida, el Hno. Wencelao le llevó la sagrada comunión. Plácido debió sentir ya muy cercana la mano amorosa que Dios le tendía para salirle al encuentro. Estrechó la mano al Hno. Wenceslao y mirando al cielo le dijo: “Señor, tú sabes que te amo”.

A la mañana siguiente, entre las 9,30 y 10,00 de la mañana tuvo su encuentro con el Señor. Ese mismo día cumplía sus 94 años, dando el paso a la eternidad. Al entregar su alma en las manos del Padre contaba, efectivamente, 94 años de edad y 71 de vida religiosa. Descansa en la paz del Señor, Hno Plácido.

 

 Hno Efrén Millán Albuixech