Diciembre 1: Beata María Ángela Astorch Cortey

Sor María Ángela, del monasterio de Clarisas Capuchinas de Barcelona, se distinguió por su amor a la comunidad y la caridad que brindaba a sus hermanas; ocupó diversos cargos dentro de su congregación. Se distinguió por su espiritualidad, la gran devoción a la Eucaristía y la Misa, la práctica de la contemplación, sobre todo de la Liturgia de las Horas.

 Su nombre de pila era Jerónima. Nació el 1 de septiembre de 1592 en Barcelona, en el seno de una familia acomodada; sin embargo, a los 4 años de edad quedó huérfana de padre y madre, quedando a los cuidados de una empleada.

A sus 7 años de edad, en 1599, fue dada por muerta por una intoxicación, pero cuando ya la llevaban al entierro, un milagro le devolvió la vida; el cual se atribuye a las oraciones hechas por Sor Ángela Serafin Prat, fundadora del convento al que más tarde ingresaría.

 Cuatro años más tarde a este suceso, con tan sólo 11 años de edad, ingresó al monasterio de Barcelona el 16 de septiembre de 1603. Emitió su profesión, con 17 años de edad, el 8 de septiembre de 1609. A sus 21 años, fue Maestra de Novicias en Zaragoza y más tarde Maestra de jóvenes Profesas y Abadesa; tuvo que pedir dispensa a Roma para desempeñar esos cargos, pues no contaba con la edad canónica mínima. En 1645 fundó el monasterio de Murcia.

Fue consejera de todo aquél que se acercaba al monasterio en busca de consuelo, entre ellos, Obispos y Cardenales.

 Cultivó el hábito de la lectura, sobre todo textos en latín, acorde a lo inculcado por su padre, que era librero. Escribió pequeñas obras de carácter espiritual. En 1627 logró conseguir del Papa Urbano VIII la aprobación de las Constituciones por las que se rige la vida de los Religiosas Capuchinas.

 Su esencia mística le proveyó del don de la contemplación en alto grado, el cual alimentaba de manera especial, en la meditación de la Liturgia de las Horas. Por ello, el Papa Juan Pablo II la apodó “la mística del Breviario” en su Beatificación.

 En 1655 dejó de escribir pues presentía que se aproximaba su muerte. A partir de 1660 fue perdiendo sus facultades hasta acabar en un estado infantil. En 1661 renunció al cargo de abadesa. El 21 de noviembre de1665 sufrió una hemiplejía recobrando plenamente sus facultades mentales. Murió el 2 de diciembre de ese mismo año en Murcia, después de recibir los sacramentos. Los ciudadanos acudieron en masa a su entierro, ya que tenían en gran estima a la Madre Fundadora, como era popularmente conocida.

 Fue la primer Capuchina llevada a los altares. La noticia de la posible beatificación comenzó a propagarse en 1981, pese a que ya habían pasado tres siglos de su muerte y de que, desde un siglo antes, tenían la prueba del milagro que serviría para su glorificación: su cuerpo incorrupto al desentierro.

Fue beatificada el 23 de mayo de 1982 por el Papa Juan Pablo II.